El proyecto, ejecutado en Piura, ganó en la categoría ‘Voluntariado universitario’. Este premio nacional reconoce el compromiso de personas e instituciones en el desarrollo, construcción, fomento y apoyo al servicio de voluntariado en el país.
Por Elena Belletich Ruiz. 09 diciembre, 2016.La premiación, de los ganadores, de las ocho categorías, se realizó el 7 de diciembre en la Casa ONU, durante la celebración del “Día Internacional del Voluntariado 2016: 15 años de acción voluntaria en el Perú”.
El Premio Nacional al Voluntariado 2016 es organizado por el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, la Red Soy Voluntaria y ONU Voluntarios. Por la UDEP, asistieron al acto de premiación: la Mgtr. Diana Aguirre, gestora cultural y docente de la Facultad de Humanidades; Susana Raggio, coordinadora de Vida Universitaria de Piura, y los alumnos, Claudia Pineda Soberón (Historia y Gestión Cultural) y Alex Núñez Martínez ( Comunicación).
Hay que destacar que, en esta cuarta edición del Premio Nacional al Voluntariado, se presentaron 656 postulaciones a nivel nacional y hubo 100 finalistas, de entre los cuales se eligió a los ganadores de las 8 categorías.
Alma Tallán
Este proyecto, diseñado por la magíster Diana Aguirre, se denomina formalmente: “Proyecto de fortalecimiento de la identidad local, emprendimiento cultural y habilidades sociales dirigido a familias de tejedoras de La Campiña – Narihualá – Catacaos”.
Es ejecutado en el caserío La Campiña, del distrito de Catacaos, por estudiantes, profesores y exalumnos de diversas carreras que se integran el voluntariado de la Universidad de Piura (Univas, Piura). Estos voluntarios tienen, además, la certificación del Ministerio de Cultura como Defensores del Patrimonio.
El objetivo del proyecto es contribuir al fortalecimiento de capacidades en las familias de tejedoras, tomando como eje la recuperación del tejido de sombrero de paja toquilla y otras tradiciones locales para asegurar la salvaguardia de este patrimonio cultural y el desarrollo personal de los participantes.
Este año, Alma Tallán desarrolló una serie de actividades y talleres como Alma fotera, La voz de La Campiña, Emprende Tallán y otras.
Diana Aguirre señala que los aspectos más importantes de Alma Tallán son su repercusión en la comunidad beneficiaria, la continuidad en el tiempo, la cantidad de voluntarios que participan en este y las posibilidades de que pueda ser replicado en otras actividades y zonas.
Explicó que el proyecto atiende, desde hace más de tres años, la problemática nacida en torno a la elaboración del sombrero de paja: la pérdida del interés por el tejido y la poca valoración de las tradiciones locales, de parte de la población.
“Además, encontramos la necesidad de fortalecer capacidades que ayuden a estos pobladores a desenvolverse con liderazgo en su comunidad. Esto dio origen a la propuesta de revalorización a través del arte y la artesanía, que apunta a que las mujeres artesanas, los jóvenes y los niños tengan la oportunidad de participar en actividades de animación sociocultural, en las que además de fortalecer su identidad local, adquieran herramientas para su desarrollo personal”, expresó la gestora cultural.
Alma Tallán nació en el programa de Historia y Gestión Cultural de la Facultad de Humanidades. Actualmente, incluye a voluntarios de todas las facultades y beneficia a unas 250 personas, asociadas a 33 familias de tejedoras, del caserío La Campiña.
En este marco, se desarrollan diversas actividades dirigidas a niños jóvenes y adultos, entre ellas: talleres artísticos para niños y jóvenes, actividades para promover el interés por el tejido y uso del sombrero; incentivo de la participación de la comunidad; generación del liderazgo y emprendimiento; ayuda a visibilizar el trabajo de las artesanas, entre otras.
El primer paso para la implementación de Alma Tallán fue en el 2013, gracias financiamiento del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y aporte de otras instituciones, como proyecto ganador de la Convocatoria de Cultura y Desarrollo. Actualmente, se autofinancia.